5 Abril 2020 | Autor: Ramón Cano. Secretario Asociación Española Contra la Despoblación (AECD)
Desde el pasado 14 de marzo vivimos en Estado de Alarma debido al coronavirus. Una situación que ha cogido desprevenida a gran parte de la población. Pero aun más a todas aquellas personas que viven en el medio rural, a lo que en la actualidad llaman la España vaciada o España abandonada.
Un territorio que comprende un total de 4.423 municipios, 2.410.869 habitantes y un área 277.526,21 kilómetros cuadrados, ya sufría con anterioridad ese confinamiento, un confinamiento de inversión, de implicación y preocupación por gran parte de la administración pública.
No pretendo dar lecciones a ningún profesional, ni autoridad pública, pero sí que quiero ser portavoz de esos vecinos, de esos pueblos y de ese territorio que se encuentra en declive demográfico.
La España rural, esa España que se encuentra llena de oportunidades, que está llena de vida y que no quiere desaparecer se resiste a ser olvidada y más aún en esta crisis sanitaria y económica.
Hasta hace unos días se encontraba en la palestra mediática y de comunicación. Multitud de noticias sobre la mal llamada España Vaciada, los comités, las medidas que cada comunidad autónoma, provincia y territorio iba a implantar. Medidas sin contar en gran parte con la sociedad civil, con esa sociedad que sufre y disfruta de los pros y contra del medio rural. Y sobre todo esa población que vive los 365 días del año en sus pueblos.
Esas autoridades que muy de vez en cuando, pisan un pueblo, en su gran mayoría en buenas casas rurales y sin tener mucho contacto con la sociedad local, no vaya a ser que…
Medidas anunciadas por el Gobierno que dicen todo y a la vez no dicen nada. Llevo defendiendo y haciendo hincapié en que el primer freno a la despoblación son las entidades locales. Conocedoras de las inquietudes, problemas y soluciones de la población que vive en el medio rural. Para posteriormente empezar con la repoblación. Es importante diferenciar y separar ambas acciones, no vaya a ser que empecemos la casa por el tejado.
Por eso hago un llamamiento a los alcaldes, presidentes y demás cargos públicos de responsabilidad para que se asesoren de profesionales y técnicos conocedores del medio rural, de los territorios, sus costumbres, como tratar con el vecino, etc.
Pero si esos Ayuntamientos son los mayores aceleradores de la despoblación ¿Qué hacemos?, si esos Ayuntamientos no hacen NADA para frenar la despoblación ¿Qué hacemos?.
Escribo esta opinión, sin saber si la publicarán en algún medio, pero con la conciencia tranquila de dar voz a todos aquellos que nos escriben y llaman, con especial interés en el incremento de esas llamadas y mensajes en estos días.
Como decía anteriormente, el medio rural sufre esa dejadez, con una población envejecida, con recursos limitados, infraestructuras precarias y servicios mínimos permanentes.
Personas mayores que estos días se encuentran con una soledad aun mayor que la habitual, unos servicios más mínimos que los de costumbre y una incertidumbre y mar de dudas amplísima.
Autónomos que van a sufrir más gravemente las consecuencias económicas, la angustia de no saber cuándo podrán abrir sus negocios e ingresar algo de dinero, la inseguridad por aquellas facturas que les deben, situación que se agrava más con la competencia desleal y sin saber si el sueño que habían emprendido tendrá final feliz o no.
Los trabajadores por cuenta ajena que han sido despedidos, que han sido afectados por un ERTE o que esperaban esa ansiada entrevista de trabajo que tenían en estas fechas.
Padres y madres que tienen niños pequeños, con algún tipo de discapacidad o dependencia, embarazadas que se ahogan con inquietudes. Que en ocasiones tienen que compaginar con su actividad laboral y que no pueden dejar a esas personas con los abuelos.
A esos Ayuntamientos, Diputaciones, Comunidades Autónomas y demás entidades que ponen todos los medios que tienen para intentar dar soluciones a todos esos problemas para que la despoblación no se vea mermada o aún más afectada por esta situación que todos vivimos.
Por todas aquellas personas que se encuentran en una situación de angustia, por problemas familiares, personales, psicológicos, laborales, económicos.
Emprender o vivir en el medio rural, es uno de los privilegios que tenemos y el sueño que muchos quieren. Pero no deja de ser una situación dura por tema laboral, de servicios e infraestructuras. Pero aún así, todavía hay valientes que deciden liarse la manta a la cabeza y volver a su pueblo o irse a uno de los muchos pueblos preciosos que tiene nuestro país.
Es el momento de ser más humanos, más solidarios, acordarnos aún más de ese gran territorio que sufrirá más las consecuencias del Covid_19. Y por ese motivo aún más que nunca pedimos una discriminación positiva en materia fiscal, ayudar a los pueblos, a las comarcas y a los territorios.
La situación precaria que se vivía y que para muchos pueblos es su última oportunidad de continuidad no se puede ver truncada por esta pandemia. Tenemos que unir fuerzas y trabajar todavía más en frenar la despoblación e incentivar la repoblación.
Vemos como el medio rural, es la opción de muchos para atajar la pandemia, también lo fue para muchos en la crisis económica de 2008 y siempre es el salvavidas de aquellos que lo necesitan.
El medio rural es el complemento a las ciudades, por este motivo no mendigamos limosnas. Sino que pedimos soluciones reales a corto y largo plazo. Porque conocemos cuáles son nuestras obligaciones, pero también nuestros derechos.
Que la pandemia del coronavirus no sea la excusa para posponer las soluciones consensuadas y transversales para frenar la despoblación y vertebrar el territorio.
Esta opinión no pretende generalizar el trabajo de muchos profesionales, entidades públicas y representantes políticos de distintos ámbitos que sabéis perfectamente que tenéis mi admiración por el trabajo que realizáis día tras día, de manera incansable, contando con todos los colectivos y partidos políticos. Tanto en el ámbito local, comarcal, provincial, autonómico y nacional. Por eso daros nuevamente las gracias por ese magnífico trabajo, y que esta crisis no pare todos esos proyectos.
Finalizo mi opinión dando fuerzas a todas las personas y colectivos que trabajan en el medio rural, antes, durante y después del coronavirus. Y acordándome de los sectores y personas que están dando lo mejor a nivel profesional y personal para frenar la pandemia del Covid_19.
¡El medio rural, opción y lugar de vida!